La Política Europea de Seguridad y Defensa y la Presidencia Española de la Unión
« Los nuevos pasos que el destino de Europa requiere
son tan imposibles como imprescindibles »
Valéry Giscard d’Estaing
Durante los próximos seis meses, España ejercerá la Presidencia de la Unión Europea. Lo hace en un momento en el que se vive en toda su intensidad la ilusión del euro, objetivo político recién alcanzado, con el que soñaron los padres fundadores y que acaba de hacerse realidad. Este es el camino que debe seguir la construcción de Europa.
Como Ministro de Defensa de España y siguiendo las direc trices emanadas por el Presidente del Gobierno, actual presidente del Consejo de Ministros de la Unión Europea, me propongo tomar cuantas medidas sean necesarias para que Europa, durante la pre si dencia española, progrese hacia el logro de otro objetivo importante : las capacidades militares que necesita como instrumento de su propia Política Exterior y de Seguridad Común y para que pueda actuar, según prevén los Tratados, en operaciones tipo Petesberg.
Es este un reto de extraordinaria importancia que enmarcará la Presidencia española.
Los logros recientes de Europa
Después de que en el viejo continente se alzaran voces criticando la falta de capacidades europeas para responder a las crisis en nuestro « patio trasero », dio comienzo un ejercicio cuyo fin será poner en marcha una política de seguridad y defensa dentro de la PESC, tarea que han liderado las sucesivas presidencias del Consejo de la Unión.
La señal de salida para el desarrollo de esta política la debemos situar en la Presidencia alemana. Es el Consejo Europeo de Colonia, de junio de 1999, el que institucionaliza la figura de Alto Representante para la Política Exterior de Seguridad Común (Míster PESC) y el que reconoce la necesidad de que la Unión disponga de una capacidad de acción autónoma para responder a crisis internacionales, especialmente en los espacios geográficos de interés para Europa.
Las decisiones durante las tres presidencias siguientes materializadas en las conclusiones de los Consejos Europeos de Helsinki (diciembre 1999), Santa María de Feira (junio 2000) y Niza (diciembre 2000) establecieron hitos de singular importancia : la decisión de que la Unión Europea debería dotarse de una capacidad militar para operaciones Petersberg. El llamado objetivo general de Helsinki, el establecimiento de elementos para la toma de decisiones y los mecanismos de relación y consulta con la OTAN se cuentan entre ellas.
La presidencia sueca, dio un fuerte impulso a las capacidades civiles para gestión de crisis, a la prevención de conflictos y a las relaciones con otras organizaciones internacionales, como es el caso de la ONU y de la OSCE. Todo ello sin olvidar que durante aquel semestre se consolidaron las nuevas estructuras permanentes : el Comité Político y de Seguridad, el Comité Militar y el Estado Mayor de la Unión Europea. Es decir, al fin de la presidencia sueca queda trazado el camino a seguir.
Los logros de la Presidencia Belga
España ha recibido su mandato del Consejo Europeo de Laeken, con el que finaliza la presidencia belga de la Unión. Huelga señalar la extraordinaria importancia que para una presidencia tiene la anterior y es por esto que singularizo los logros de Bélgica en materia de política común de seguridad y defensa.
Bélgica recibió en Gotemburgo, como líneas fundamentales de su presidencia, el mandato de progresar hacia el logro de la operatividad de la Unión Europea, las relaciones entre la OTAN-UE, y la consecución de capacidades militares para la gestión de crisis. Además, puso de manifiesto su propia intención de abrir campos nuevos como es el caso de la opinión pública, la información a las Asambleas Parlamentarias, el Libro Blanco sobre la Defensa y los aspectos relacionados con la salud en las zonas de conflicto. Es de obligación señalar que estas últimas, fueron iniciativas no contempladas en el Consejo Europeo de Gotemburgo, añaden dimensiones interesantes al ejercicio que estamos practicando.
Sin duda, el gran logro de la presidencia belga está en su contribución a la resolución de las carencias detectadas para alcanzar el objetivo general de Helsinki : ha celebrado una conferencia de mejora de capacidades y ha establecido el camino a seguir para paliar aquellas aún no resueltas, mediante el denominado Plan de Acción Europeo. Otros aspectos de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD), iniciados por Bélgica, han sido transferidos a la presidencia española, que los continuará.
No debo dejar de mencionar un acontecimiento excepcionalmente trágico, acaecido durante la presidencia belga, constituido por los ataques terroristas perpetrados contra las ciudades de Washington y Nueva York, el 11 de septiembre y que pueden hacer cambiar el curso de nuestra reflexión. Tales acontecimientos dieron origen al Consejo Europeo Extraordinario de Bruselas, de 21 de septiembre, en el que se trazó un plan de acción para la política europea de lucha contra el terrorismo, y se reiteró la voluntad de hacer operativa la Política Europea de Seguridad y Defensa lo antes posible.
La presidencia española
Cuando empecé a vislumbrar en un horizonte próximo la presidencia española de la Unión Europea, hecho que prácticamente coincide en el tiempo con mi toma de posesión como Ministro de Defensa del Reino de España, me pareció que el futuro de la Unión Europea pasaba por dar solución a tres grandes cuestiones.
En primer lugar, el desarrollo institucional que, a mi modo de ver, nos debe proporcionar un sistema adecuado de toma de decisiones. Este primer objetivo no es otra cosa que conseguir para la Unión Europea la necesaria capacidad de decisión.
En segundo término, parece necesario que nos dotemos de cuantas capacidades sean necesarias para la ejecución de misiones tipo Petersberg. Si bien es cierto que Europa constituye un espacio político muy estable, y que disfruta de una prosperidad económica notable, no lo es menos que debemos exportar esta situación a nuestra periferia y, por extensión, a todos los países de la tierra. Mediante el desarrollo de capacidades militares y su coordinación con las de la Alianza, lograremos la necesaria capacidad de actuación.
Y queda una tercera gran cuestión, también de importancia, y que dotará de la necesaria transparencia al ejercicio que nos ocupa. Son las cuestiones de opinión pública que, además, lograrán el necesario apoyo de nuestros ciudadanos a este singular e importante ejercicio.
Debo indicar, a renglón seguido, que considero el desarrollo armónico y equilibrado de estos tres asuntos – capacidad de decisión, capacidad de ejecución y opinión pública – como el único camino posible para lograr el objetivo político a que aspiramos.
Todo ello enmarcado en un programa más amplio, y que ya puso de manifiesto el Presidente Aznar en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados español, el pasado 10 de diciembre. Citó el Presidente como prioridades políticas para la presidencia española de la Unión Europea la transición al Euro, el pleno empleo, la ampliación y el desarrollo de un debate sobre la futura Unión ampliada. Al añadir a los cuatro objetivos citados el logro de una eficaz Política Exterior y de Seguridad Común, y la lucha contra el terrorismo, singularizó los aspectos que más preocupan a los Ministerios de Defensa.
Capacidad de decisión : el desarrollo institucional
Cuando España toma la Presidencia del Consejo de Ministros de la Unión el Comité Político y de Seguridad, el Comité Militar y el Estado Mayor de la Unión Europea llevan ya un año de funcionamiento, lo que les ha permitido adquirir una más que aceptable eficacia. Día a día, y con la experiencia que da la práctica, se han ido forjando sus funciones, sus responsabilidades y su interrelación. En este camino deben seguir.
Un asunto de extraordinaria importancia para el adecuado proceso de toma de decisiones, especialmente en lo relativo al logro de capacidades militares es la necesidad de que los Ministros de Defensa podamos coordinar eficazmente nuestras actuaciones. Esta coordinación algún día deberá ejercerse a través de un Consejo formal de Ministros de Defensa, pero hasta tanto ese objetivo se alcance, deberíamos reunirnos en formato Consejo de Asuntos Generales (Defensa), sin renunciar por ello a los siempre muy útiles Consejos de Asuntos Generales Reforzados. Esperamos poder celebrar, en mayo, con el apoyo de todos los Ministros de Exteriores, un primer Consejo formal dentro del propio régimen del Consejo de Asuntos Generales. Tal Consejo limitaría su agenda al estudio de las capacidades militares europeas, y algún otro que pudiera identificarse como de competencia única de los Ministros de Defensa, al margen de la gestión de crisis que corresponde a los MAEs.
Existe otro aspecto de especial interés del que deberán ocuparse las instituciones cuyo eficaz funcionamiento nos proponemos alcanzar. Es el desarrollo armónico y acompasado de los organismos civiles y militares a poner en juego en la prevención de conflictos y gestión de crisis. Estamos en el momento más adecuado para resolver con éxito esta cuestión, y será necesario el impulso de la Presidencia para que las soluciones con que hoy contamos, en la parte civil, se materialicen también con la misma solidez que está adquiriendo la parte militar. El ejercicio CME 02, que se ejecutará el próximo mes de Mayo, servirá para comprobar el grado de coordinación de los instrumentos civiles y militares que participan en una posible gestión de crisis, así como para evaluar los mecanismos, estructuras y procedimientos de que nos vamos dotando. En Laeken se ha declarado la operatividad de la Unión Europea pero hasta el año 2003 no deberá declararse la operatividad del Objetivo General de Helsinki. Por tanto, solo en el año 2003 la operatividad de la Unión Europea será plena. Ejercer el control político y la dirección estratégica de las operaciones Petersberg, en ese momento deberá su absoluta realidad.
La cuestión de las capacidades militares : capacidad de actuación
Aún no podemos estar satisfechos de lo conseguido en el campo de las capacidades militares. Es cierto que hemos puesto en marcha una Fuerza de Intervención de 60.000 hombres con los necesarios apoyos aéreos y navales, mediante un compromiso de participación, aceptado por los miembros de la Unión que cuenta incluso con aportaciones de terceros países. Sin embargo, durante el mismo ejercicio hemos identificado carencias cuya atención es imprescindible para ejecutar una misión Petersberg.
Debo señalar que a las citadas carencias debemos enfrentarnos con espíritu de cooperación. Poniendo en común nuestros esfuerzos se puede llegar muy lejos y, por si fuera necesario el ejemplo, cito el caso del nuevo avión de transporte A400M que, en un plazo de tiempo razonable, nos dotará a algunos europeos, y a través de nosotros a toda Europa, de una capacidad sin la que no es posible el despliegue rápido de nuestras fuerzas. Esto es, sin duda, un ejemplo a seguir y demuestra el sentido esencialmente práctico que debemos dar a todas nuestras actividades relacionadas con el desarrollo del Objetivo General.
Quiero reiterar aquí mi firme confianza en que las soluciones multinacionales, como la citada, serán las que mejores resultados podrán darnos. Para estimularlas, España pretende continuar con los encuentros ya iniciados de Directores Generales de Armamentos y otros altos cargos responsables. Sus trabajos, coordinados con los que lleve a cabo el Comité Militar y con la impronta que les pueda dar las reuniones formales de Ministros de Defensa, serán básicos para el desarrollo de las capacidades aún no disponibles. Y también, a este respecto, pretende seguir profundizando en todos los demás aspectos que conforman una verdadera política europea de armamentos. Las dificultades derivadas de su posible trazado no deben impedir que iniciemos una verdadera reflexión sobre tan fundamental asunto.
No debo dejar de reconocer los avances generados desde Hel sinki y, especialmente en la Conferencia de mejora de capacidades de noviembre pasado. Nuestras contribuciones adicionales han enriquecido, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, el Objetivo Gene ral. Pero también han puesto de manifiesto una lista de carencias que, en razón del momento en que nos encontramos en nuestro ejer ci cio, son las de más difícil solución. Es de interés especial de España la necesidad de asegurar la alta disponibilidad de determinados elementos de reacción rápida, tal como menciona el Objetivo General de Helsinki, asunto al que España viene prestando atención desde el mismo momento de su formulación.
En efecto, la situación internacional, cada vez más compleja, demuestra que es urgente para Europa poder reaccionar con agilidad ante crisis cada vez menos previsibles. No basta con fijar las fuerzas que cada socio está dispuesto a ofrecer, es necesario también asegurar procedimientos para que una parte de dichas fuerzas pueda activarse y aplicarse a una gestión de crisis en espacios de tiempo muy reducidos. España impulsará el logro de estos elementos de reacción rápida para lo que espera contar con el apoyo de todos los miembros de la Unión.
Y como existirá un momento en el que será necesario abandonar el mecanismo de revisión, hasta ahora útil de las sucesivas Conferencias de Mejoras de Capacidades, pienso dedicar el necesario esfuerzo para que se defina y establezca un Mecanismo para el Desarrollo de Capacidades Militares, que mantenga las alcanzadas y desarrolle otras nuevas si fuera necesario. Dicho mecanismo deberá contar con elementos comunes al actual sistema de planeamiento de la Alianza, pero debe ser también independiente y distinto, que ponga de manifiesto la autonomía de la Unión, evitando en todo caso duplicidades innecesarias.
Y queda un elemento fundamental para el logro de nuestra capacidad de actuación : resolver el sistema de relaciones entra la Alianza Atlántica y la Unión Europea. Es de todos conocido que es este un asunto en el que han surgido obstáculos serios durante las últimas presidencias. Pese a este retraso, hoy podemos vislumbrar alguna luz, después de intensas negociaciones que podrían ver su fin durante la Presidencia española. España podrá aportar algunos elementos válidos para que, tanto los aliados como los miembros de la Unión, puedan beneficiarse de unos activos que ya hemos estado dispuestos a transferir, desde la Ministerial OTAN, de Junio del 96, celebrada en Berlín. No olvidemos que si denominamos a este ejercicio « Berlín + » es porque debemos progresar sobre lo allí acordado. Aún no hemos sido capaces de hacer bueno para la EU lo que ya fue bueno para la UEO, pero seguiremos insistiendo porque no debemos prolongar más una situación que pone en riesgo nuestra capacidad de actuar en futuras crisis.
Y dejo para el final la cuestión de los Cuarteles Generales porque constituye un elemento básico al que no hemos prestado suficiente atención. Toda fuerza empeñada en una operación necesita de los elementos de mando y control que la conduzcan hacia el éxito. El mandato de Laeken, que ha sentido también esta necesidad, nos obliga a mejorar la disponibilidad y la interoperabilidad de los Cuarteles Generales nacionales y multinacionales ya existentes. Es este un ejercicio que nos conducirá, a su debido tiempo, a la identificación de aquellos que puedan ponerse a disposición de la Unión Europea para operaciones de cierta envergadura.
Las cuestiones de opinión pública
El resultado de las sucesivas encuestas, a que hemos sometido a nuestras opiniones públicas para detectar su grado de conocimiento del ejercicio a que nos hemos entregado, así como los logros alcanzados, no puede ser más desolador. Pocos europeos conocen las capacidades militares logradas y las que deseamos lograr, el uso que las daremos y, en general, el verdadero significado de la Política Europea de Seguridad y Defensa.
Es, por tanto, un objetivo de la Presidencia española activar este mutuo entendimiento. Para ello nos parece de singular importancia dar forma a un documento que establezca un verdadero dialogo entre los ciudadanos y las instituciones europeas, en materia de seguridad y defensa. Si la presidencia belga ya abrió el debate sobre la posibilidad de dotarnos de un « Libro Blanco » e inició su posible desarrollo, será la presidencia española la que, recibirá las conclusiones del grupo de expertos nacionales que trabajarán junto a profesores y estudiosos del Instituto de Estudios para la Seguridad, para dar forma a un documento aceptable por todos que permita el ya citado diálogo con nuestros conciudadanos.
A España también le preocupa otra opinión pública : la de los países ribereños del Mediterráneo sur. No debemos caer con nuestro ejercicio en lagunas similares a las que surgieron al crear Eurofor y Euromarfor, que fueron erróneamente percibidas como elementos de agresión cuando, en realidad, son un medio para proporcionar mayor estabilidad al área mediterránea. Explicar el alcance de cuanto estamos haciendo a nuestros vecinos del sur, será una de las tareas que asumimos. Y una tercera cuestión : España pretende, durante su Presidencia, reafirmar la vigencia y la aplicación del Derecho Internacional y Humanitario, en el ámbito de la Unión Europea. A este fin, tiene intención de convocar un Seminario que profundice en la determinación de pautas de conducta militares, aceptables para todos los Estados Miembros en la ejecución de Misiones Petersberg, además de divulgarlas entre la sociedad civil.
En conclusión
La Presidencia española de la Unión Europea encara problemas de importancia, después de que el orden internacional, debido a recientes acontecimientos, haya sufrido importantes transformaciones, algunas aún por llegar. Es por esto que España se plantea una agenda amplia, con seis objetivos básicos como ya anunciara el Presidente Aznar, entre las que destacan la lucha contra el terrorismo y el fortalecimiento de la política exterior y de defensa.
Estos objetivos básicos se desglosan después en otros de mayor detalle, contenidos en el mandato que recibimos de Laeken. Del examen de dicho mandato se obtienen algunas consecuencias. La primera es que se nos marca un ritmo de avance ciertamente adecuado para el proceso en que estamos envueltos, especialmente si se tienen en cuanta que hace tan sólo cuatro años apenas teníamos una declaración de intenciones.
Tampoco está ausente el realismo de nuestro ejercicio. Desde Colonia hasta Laeken, pasando por los sucesivos Consejos Europeos, nos hemos dado cuenta de que lo importante es progresar y que la velocidad siempre es un factor relativo. « Quien mucho abarca poco aprieta », reza un refrán español. Y bajo este espíritu nos enfrentamos a una Presidencia que impulsará los procesos en marcha y lanzará algunos – pocos – nuevos, como mejor garantía de progreso. No se trata de ser originales, sino laboriosos.
El reto de nuestra presidencia está en trabajar con pragmatismo para cumplir todos y cada uno de los aspectos contenidos en Laeken. En el horizonte queda lo escrito, en un artículo conjunto del Primer Ministro británico, Mr. Blair y del Presidente del Gobierno español, Sr. Aznar : Tenemos de nuestra parte los valores de la democracia, la determinación de nuestros ciudadanos y la fuerza de la unidad. Con ellos podemos enfrentarnos a la ardua tarea que nos espera los próximos seis meses. A su amparo Europa puede y debe progresar.
Madrid, 2 de Enero de 2002